Hay tradiciones que nunca pasan de moda, y una de las más especiales es la sesión de fotos navideña de cada año. Puedes hacérsela solo a los peques o animarte y hacerla en familia.
Entre la ilusión de los niños, los villancicos de fondo y la decoración del árbol, cada foto se convierte en un recuerdo que dentro de unos años te hará sonreír.

Porque, al final, lo más importante no son los regalos, sino los momentos compartidos. Ver a los peques disfrazados de reno, elfo o Papá Noel mientras se ríen delante de la cámara es una imagen que a todos los padres se nos queda grabada.

Lo sabemos bien: los niños crecen rápido, y cada Navidad es una oportunidad única para capturar esa magia y tener ese momento para comparar cuánto han crecido después de un año. Por todo esto, una sesión de fotos con disfraces cuquis es el plan perfecto para guardar recuerdos de esta época tan especial.